Los fondos cotizados son un producto financiero que está incluido en la familia de los fondos de inversión, pero que se diferencia de éstos en su funcionamiento. Y es que como su propio nombre indica cotizan en la bolsa de valores como si se tratara de unas acciones normales.
No es necesario esperar al cierre diario del mercado de valores para saber cuál es su valor liquidativo, pudiendo comprarlos y venderlos por el valor que tengan en cada momento, al y como ocurre con las acciones.También se les conoce por sus siglas anglosajonas: ETFs (Exchange-TradedFunds) y en ciertos sectores debido a las ventajas que tienen y a sus costes tan reducidos, se ven como una clara amenaza hacia los fondos de inversión. Es por ello que muy pocos bancos y cajas los ofrecen abiertamente como otra posibilidad a los fondos de inversión tradicionales, por lo que habrá que acudir a brókers y firmas especializadas en inversión para contratarlos.
Los fondos cotizados, una buena opción
Así mismo, deben cumplir los siguientes requisitos:
- Es necesario que cuenten con el aval de la autoridad correspondiente al mercado de valores en el que están incluidos, siendo así admitidos a negociación en esa bolsa de valores.
- La cotización o precio puede variar desde la apertura hasta el cierre de la sesión bursátil, comportándose así como cualquier otra acción.
- A este tipo de fondos, a diferencia de los tradicionales, no se les aplica el procedimiento de traspaso de participaciones.
- No es necesario aplicarle la retención a cuenta sobre las ganancias que figuren en el momento de su venta o transmisión a otro propietario. En este aspecto es igual al resto de los fondos.
Dicho todo esto, concluimos que los fondos cotizados son una opción muy atractiva para todo tipo de inversores, tanto para los principiantes como lo que tienen experiencia en el sector. La fiscalidad de los fondos cotizados es bastante atractiva, y son muchos los que se decantan por estos productos financieros, para destinar sus ahorros y generar con ellos ingresos pasivos.