¿Qué pasa con los ETFs y un dólar fuerte?

Como todos sabemos, la fortaleza del dólar ya no es una novedad. Desde hace meses, y sobre todo desde el anuncio de compra de deuda por parte del Banco Central Europeo (BCE) que comenzó el pasado 2 de marzo, el euro se ha devaluado, algo que ha beneficiado notablemente a los exportadores. Pero no iba a pasar lo mismo en todos los sectores.

Los efectos de un dólar fuerte, no solo influyen en el comercio, también en los mercados financieros, como los de acciones o fondos negociados en bolsa, así como los productos de inversión extranjeros, mucho más baratos y con buena rentabilidad que atraen a muchos inversores.

fondos de inversión

La bajada del precio del petróleo, ha supuesto un ahorro para muchos consumidores, lo que ha reforzado algunos ETFs. Destacamos ETF Market Vectors Retail que avanzó un 5,4% en lo que va de año, SPDR S&P Retail ETF y PowerShares Dynamic Retail Portfolio que aumentó un 3,2%. En contraste, el SPDR S&P 500 ETF que ha bajado un 0,5% en lo que va del año.

Pero no todo son malas noticias para los usuarios del dólar. El crecimiento del comercio puede llegar con una bajada del precio de los productos para los consumidores, si este se sigue apreciando de manera significativa. Al igual que pasa con los exportados , el caso contrario supone un abaratamiento de los costes de los bienes importados por empresas estadounidenses, lo que se traduce en bajada de precios para los consumidores. También bajará el precio de la energía durante los primeros meses del año.

Ropa, electrónica y automóviles también verán como sus precios disminuyen a medida que el dólar se hace más fuerte. Los precios más baratos podrían ayudar a atraer a una mayor demanda, traer más tráfico a las tiendas y reforzar el comercio al por menor. Por ejemplo, desde XRT intuyen un crecimiento del 24,1% en ropa al por menor, un 13,2% en el comercio minorista de la automoción y un 4,5% ordenadores y la electrónica.

Los precios de las importaciones ya estás reflejando los efectos de un dólar fuerte, cayendo un 0,7% en enero, el mayor descenso fuera de una recesión, concretamente desde 2002. La tasa básica de inflación, que excluye los combustibles y los alimentos frescos, sólo aumentó un 1,3% en el último año.

Publicidad